Señorías El gobierno de Pedro Sánchez es el peor gobierno en 80 años de historia... y quizá me quede corto. Y es el gobierno del mundo que peor ha afrontado la pandemia. Los diputados que hoy le otorguen su confianza son responsables ante el pueblo español de sus públicas y conocidas fechorías. Es el único gobierno de la democracia que ha atacado al jefe del Estado, a la justicia independiente, a la oposición democrática, al Estado de derecho, y ha convertido en partidistas a la radiotelevisión pública, al centro de investigaciones sociológicas, y al centro nacional de inteligencia y a cualquier institución que se les ponga por delante. No son ustedes un gobierno sino un frente popular social comunista en alianza con separatistas y terroristas. Una mafia. A los españoles se les ha terminado la paciencia. Todavía no ha transcurrido un año desde el mayor fraude electoral de la democracia, el mayor engaño a un electorado que acudió a las urnas con una promesa de Pedro Sánchez: “No pactar con Podemos ni con los diputados que apoyan a ETA”. Millones de electores fueron estafados en sólo 24 horas. Por desgracia no es nuevo el engaño de un gobierno a sus electores… Pero nunca, en más 40 años de democracia, se habían traicionado las promesas electorales de forma tan rápida, tan grosera, y sin dar a cambio la más mínima explicación en esta tribuna, porque no lo ha hecho desde noviembre. Nunca, en más de 40 años de democracia, ha tenido España un presidente tan ansioso de poder como para pisotear su propia palabra con tanta vileza. Ya sé que el señor Garriga ha relatado esta circunstancia, pero permítanme que lo repita. Porque nunca se repetirá lo suficiente que el señor Sánchez es un mentiroso sin escrúpulos capaz de cualquier cosa -asusta imaginarlas- con tal permanecer en el poder. Sólo diciéndolo en esta tribuna los españoles de ahora y los historiadores de mañana podrán entender toda la injusticia y todo el desastre que España sufre por culpa de este gobierno. Y sí, sí se podía saber. Porque yo mismo anuncié en esta tribuna todas las calamidades que su coalición de gobierno traería a España. Sabíamos, y así lo expresé, que con ustedes habría menos libertad y más pobreza. Menos convivencia y más ideología totalitaria y sectaria. Sabíamos, y así lo expresé, que con ustedes habría menos ley y orden, y más golpismo y más violencia política. Sabíamos, y así lo expresé, que con ustedes habría menos trabajo y más subvenciones y mordidas para cómplices y mafias. Menos respeto internacional para nuestra nación, y, a cambio, más alianzas con gobiernos corruptos y criminales Sabíamos, en definitiva, y así lo expresé, que con ustedes tendríamos menos España y más miseria, y en esas estamos Porque está comprobado: no se puede romper la nación sin hacer un daño palpable y cierto a cada uno de los españoles. ¡Cuánto nos hubiera gustado equivocarnos¡ Pero ni siquiera VOX fue capaz de prever que irían más allá. Es cierto que no se puede culpar al gobierno de la fabricación del virus chino, pero desde luego sí se le puede acusar de no haber pedido responsabilidades al país, China, que o bien lo produjo artificialmente o bien permitió que se propagara por todo el mundo entre ocultaciones y engaños. Y sí se le puede acusar a ustedes de haber condenado a España simultáneamente al confinamiento más severo y a las mayores tasas de mortalidad, también, entre ocultaciones y engaños, como China. Muy al contrario cuando pedimos, en febrero, que se suspendieran los vuelos con el país asiático ¿qué hicieron ustedes? Se dedicaron a llamarnos racistas. El caso es que esta epidemia que todavía padecemos (a pesar de que Pedro Sánchez dijo en junio que habíamos derrotado al virus) ha puesto de manifiesto, más si cabe, el daño terrible que unas personas sin escrúpulos, y enemigas de los intereses generales de la nación, están infligiendo (que no infringiendo) a todos los españoles. Señor Sánchez, dígame un Gobierno que lo haya hecho peor que ustedes, otro Gobierno que haya manejado peor la pandemia. Dígame un país, un gobierno, uno sólo. Con mayor confinamiento, con mayores contagios y con mayor ruina. La verdad es que no lo hay, y por eso afirmamos que su gestión ha sido negligente y criminal. Repito, negligente y criminal, para que quede constancia, ya que algún miembro de la mesa de esta Cámara pretendía censurar nuestra descripción de los hechos. Es que ni siquiera sabemos cuántos españoles han caído con esta enfermedad (¿58 mil, ¿60 mil?), porque el Gobierno ha incumplido con el deber moral de dar cifras, de contar unos muertos que son nuestros muertos. Sí, España sufre la peor gestión del planeta por una mezcla terrible de incapacidad, de mala fe y de sectarismo. Por negarse a lo que le pedimos en marzo: proteger a los vulnerables, controles en origen, más vigilancia en los aeropuertos, PCR masivas y rápidas y acabar con confinamientos inútiles que no han salvado a nadie. Lo dijimos en marzo y lo repetimos, España tiene que protegerse, pero no puede detenerse. Ahora nos sondean con un nuevo estado de alarma, o toque de queda: medidas del siglo XVI contra un virus contra el que hay que utilizar tecnología del siglo XXI. Porque el gobierno y sus satélites, mejor dicho, las mafias, han visto en la tragedia de millones de españoles una oportunidad. Planes que van desde la simple conservación del poder a toda costa, hasta la continuidad de un proceso golpista diseñado contra España y contra la libertad, y negociado, desde hace muchos años, con enemigos declarados de la nación. Ya sabíamos, -aquí mismo lo denuncié-, que Pablo Iglesias mientras juraba lealtad al Rey maniobraba para destruir la monarquía. No imaginábamos entonces que sería capaz de utilizar la muerte y la destrucción económica para acelerar esa guillotina de libertades con la que con tanta impunidad nos amenazan desde hace años. Muerte y destrucción de las que Pablo Iglesias es directamente responsable, en su peor aspecto: el que trata del inhumano abandono de decenas de miles de ancianos en las residencias. Decenas de miles. Bajo su responsabilidad. Asumida voluntariamente. Asumida pomposamente. Asumida trágicamente. Pedían medicinas y les mandaban morfina. Suplicaron asistencia y recibieron silencio. Y quizá pudieron ver, en sus últimos momentos, aquella portada única bien pagada en todos los periódicos, estremecedora, que proclamaba: “salimos más fuertes”. Ellos no han salido. Murieron solos, abandonados, como en una película de terror. Sin la extrema unción de un sacerdote. Sin la mano de un buen hijo para cerrarle los ojos. Sin la compañía de quienes más les querían. Algún día la historia les juzgará por su especial crueldad abandonando a los moribundos y en la despedida que merecían en los últimos momentos. Algunos incluso golpeaban las puertas de sus habitaciones para que les permitieran salir. Pero Pablo Iglesias, -con el beneplácito de Pedro Sánchez-, estaba demasiado ocupado pactando con etarras y tiranos, y organizando ataques y caceroladas contra Su Majestad el Rey. Contra el Rey y contra la monarquía constitucional, a la que tienen el mismo respeto que a la soberanía, es decir, ninguno. Lo expresan en su acción política y hasta en sus formas de vestir, porque se ponen sus mejores galas para una fiesta del mundo del cine y sin embargo acuden aquí, o al palacio de la Zarzuela, o al desfile del día de la Hispanidad vestidos algo peor de como exige la etiqueta de los botellones de la Facultad. Respeto, señorías, les pedimos respeto a esta Cámara. Y no se equivoquen. No se lo pedimos solo para el Rey o para la soberanía. Exigimos respeto para los ujieres, para las personas de mantenimiento, para los camareros, cocineros, para las limpiadoras, que acuden cada día dignamente uniformados, y con el decoro que esta casa requiere, mientras les contemplan a ustedes, vestidos de cualquier manera, con esas ínfulas de señoritos que se piensan que por tener dinero o poder pueden faltar al respeto de las más elementales reglas de convivencia. Si no respetan a la soberanía y al Rey, respeten al menos a los trabajadores de esta cámara, que esto no es una taberna, menos aún una herriko taberna, ni una casa okupada, ni un mercado negro donde subastar los intereses generales para satisfacer intereses espurios o localistas… Y como decía al principio de mi intervención, a los españoles se les ha acabado la paciencia. Por eso mismo, considero que es el deber de esta cámara devolver la palabra a los electores, para que a través del voto juzguen ellos estos meses de caos, de muerte y de ruina y puedan elegir, libremente, a representantes que de verdad les protejan, que les respeten. Y que les digan la verdad sobre la gravedad de la situación y sobre futuros pactos. Por eso, si esta moción prosperase –y no perdemos la esperanza de que se caigan del caballo-, convocaremos elecciones generales antes de que termine este año triste y trágico. Porque ese es su único legado: tristeza y tragedia. Ni España ni el mundo tienen nada que ver con la situación que teníamos en noviembre de 2019, cuando se votó la composición de este hemiciclo. Hay amenazas nuevas, hay mentirosos desenmascarados, hay una situación internacional que exige gobernantes que defiendan los intereses de España. Porque están en peligro la salud, el pan, la libertad, la seguridad, el futuro y la patria. Sí, todo eso está en peligro. Todo eso está amenazado y este parlamento fue elegido en circunstancias muy distintas, y con programas electorales (además de traicionados) inaplicables hoy en día. Por eso es urgente que los españoles sean convocados a las urnas, para que los partidos nos dirijamos a ellos en este nuevo escenario y expliquemos qué se puede hacer para recuperar la paz y la prosperidad que los españoles merecen. Por todo ello, reitero, me presento como candidato a la presidencia del gobierno para resolver esta anomalía y devolver a los españoles el voto. Hasta en los bancos del gobierno saben que, a diferencia del candidato en la última moción de censura, yo sí cumpliré con mi palabra. Con la misma solemnidad me comprometo a que esas elecciones se desarrollen en libertad e igualdad de oportunidades. Las fuerzas de seguridad, esas que Pablo Iglesias desprecia pero que protegen sus predios serranos, garantizarán que no se ataque el acto político de ningún partido legal. De ninguno. Los españoles podrán votar sin miedo –como no han podido hacer hasta ahora- porque existirá un gobierno implacable con cualquier forma de violencia política. Y los terroristas callejeros del separatismo, sus cargos públicos en rebeldía, o las milicias subvencionadas de Podemos y sus secuaces, tendrán mucho cuidado de volver a entorpecer las libertades democráticas, como por desgracia han hecho hasta ahora con absoluta impunidad en todos los procesos electorales, en todos y cada uno de los actos políticos de VOX. No se preocupe el vicepresidente: seguirán protegiendo sus propiedades si llegara a ser necesario. E incluso sus segundas propiedades. Hay guardias suficientes para evitar que le molesten a usted en su piscina y a la vez impedir que a los partidos de la oposición les apedree los secuaces que ustedes mandan con sus alertas antifascistas. Si ustedes se cayeran del caballo y esta moción prosperase, y hasta la celebración de las elecciones, conformaría un gobierno de emergencia nacional, reducidísimo, con personas de distintas sensibilidades ideológicas (tal y como exigimos en marzo). Ese gobierno debe tomar las decisiones técnicas y políticas necesarias, sin interferencias de caciques locales ni de ideólogos de repúblicas bananeras. Un gobierno de transición y emergencia con el único objetivo de proteger la salud, la seguridad y la economía de los españoles y de convocar inmediatamente elecciones. Este es, por tanto, mi compromiso y mi ofrecimiento a todos los diputados de esta Cámara: unas elecciones libres e inmediatas. Y será una exigencia permanente sino triunfa esta moción, porque el gobierno, con la ayuda de sus cómplices, tratará de evitarlas a toda costa. Porque el vicepresidente ha dicho que la oposición ya no llegará NUNCA al poder por medios democráticos… Y eso solo quiere decir una cosa; que los comunistas se mantendrán en el poder por medios antidemocráticos, que hurtarán las urnas a los españoles hasta que lo tengan todo bajo su control; controlado y bien atado. Por eso se lanzan a la ocupación del poder judicial, de la Junta Electoral, del CIS, del CNI y de RTVE… porque están convencidos de que así no habrá más alternancia política. Señorías, ustedes representan la soberanía nacional. No me canso de repetir esto cada vez que subo a esta tribuna, porque esta soberanía está hoy atacada por un proceso revolucionario y golpista diseñado por los enemigos declarados de la nación. Es decir, amenazada por muchos de ustedes. Señorías: ustedes representan a la soberanía nacional. Lo quieran o no. Y los que no quieren, que los hay, simplemente no son diputados legítimos de este Congreso, y lo saben. Son okupas en esta cámara. Son golpistas que han venido a esta institución a jurar destruirla, y se les ha permitido. No lo digo yo. Lo han dicho ustedes aquí mismo, desde sus escaños. Cuando en la toma de posesión, en vez de jurar sus cargos, se conjuraron contra la constitución. Algunos de forma explícita y otros, más cobardones como los extorsionadores del PNV, con fórmulas más veladas, como siempre. Y no hace falta ser un experto jurista, para entender que no puede legítimamente representar a la nación quien rechaza esa representación y se ha juramentado para destruirla. Quien ha matado, o aplaude a los que han matado, para destruirla. Quien todavía hoy amenaza, provoca violencia, manipula y engaña para debilitar la Nación y la Constitución. Ellos han sido, hasta ahora, los privilegiados del sistema. Los niños consentidos por el bipartidismo. A cualquier otro español, para acceder a un puesto de responsabilidad pública se le exige que, por lo menos, cumpla los requisitos con toda precisión. A ustedes no. Ustedes cobran todos los meses por representar a la nación, y todos los días trabajan para destruirla. Por eso es de justicia precisar que a ustedes, separatistas y golpistas de cualquier región, no se les debe considerar diputados españoles, ya que ustedes mismos reniegan de esa condición. Se les debe llamar simplemente lo que son: renegados, que es como se denomina a los que reniegan de su patria. Y sí, tal y como proponíamos a esta cámara hace unas semanas, nosotros consideramos que los partidos políticos que aspiran a destruir la soberanía nacional, y por tanto la ley, y por tanto la convivencia, no deben ser legales en este hemiciclo que representa la soberanía nacional. Así de claro y así de sencillo y así de comprensible. Pero, atención, no por ello se nos ocurre lanzarles hordas de energúmenos a boicotear cada acto político suyo, como hacen ustedes. Traemos una ley al parlamento. Y la defendemos. Y si perdemos, pues lo aceptaremos y seguiremos trabajando. ¡Pero insisto, no por el hecho de no tener las mayorías necesarias se nos ocurre lanzarle piedras a la policía o a los actos de otros partidos. Nosotros, a diferencia de ustedes, sí somos demócratas y respetamos las libertades públicas. ¡Ni acudir a reventar los actos políticos de los que no piensan como nosotros! Y sin embargo, ustedes, (y ahora no sólo me refiero a los renegados sino también a los aliados de la narcodictadura venezolana y al gobierno en su conjunto) han promovido y promueven públicamente los actos de acoso contra VOX, y contra otros partidos de la oposición, que han terminado en violencia y agresiones. Y de ello ha sido víctima la mitad de la bancada de este Parlamento Y no sólo eso. Han promocionado en sus organizaciones, –incluso en esta Cámara-, a personas condenadas por insultar y agredir a los policías. Han participado públicamente en homenajes a asesinos en serie. Se ponen siempre de parte de los que vulneran las fronteras y atacan a nuestros guardias civiles y policías. Y, en definitiva, promueven la violencia política simplemente porque quieren romper las reglas del juego, para jugar con ventaja. Pues les tengo que avisar que no es un juego: se trata de la convivencia entre todos nosotros. Y que no vamos a permanecer impasibles mientras ustedes la pisotean. ¿De verdad creen que la gran mayoría de pueblo español va a permanecer paralizado mientras les roban sus libertades, su nación y su futuro? Que sus medios de comunicación subvencionados oculten las multitudinarias manifestaciones que se han producido contra su gobierno, no quiere decir que no existan. Sólo quiere decir lo contrario: que se incrementarán hasta que les escuchen. Lo más curioso es que mientras hacen todo eso, incitar al odio, animar a la violencia y romper la convivencia, tienen la desfachatez de acusarnos a los demás de delitos de odio. Pero esto tampoco es algo nuevo. En realidad nada en ustedes es nuevo. Son los mismos escombros totalitarios de toda la Historia universal. Cuando en el siglo pasado sus adorados líderes levantaron un muro para convertir las naciones comunistas en gigantescas cárceles, a aquella ignominia le llamaron, con la misma desfachatez “Muro de protección antifascista”. A los jóvenes –que por su culpa ya no conocen ni a Miguel Ángel Blanco- les parecerá difícil de creer. Pero era así. Los regímenes que tanto le gustan al señor Garzón asesinaban a los que querían marcharse. Y de ese régimen repugnante, que ametrallaba a los que querían escapar, hacen ustedes apología, desde el banco azul del Gobierno. Ustedes le llaman antifascismo a todas las fechorías, crímenes y genocidios que se han cometido bajo sus banderas de odio y de miseria. Pero lo dicho, en ustedes nada es nuevo ni original, se dedican sólo a copiar los manuales del caos que escribieron otros genocidas hace mucho tiempo. La única seguridad de los españoles es que ustedes, aun con su misma voluntad, son mucho menos listos que Lenin. Algunos grupos y diputados, de los que no participan en el proceso de destrucción que encarna este gobierno, han anunciado que no darán su apoyo a esta moción. Créanme que respeto a todos los que de buena fe consideren que esta moción es estéril o inoportuna. Y les pido a cambio, al menos, el mismo respeto a los millones de españoles que sí creen que es necesaria y urgente. Porque se trata de detener el proceso de destrucción de España. Un proceso que empezó con Rodríguez Zapatero sumando a ETA a un frente común contra toda la derecha democrática… y que este gobierno, sumando a ETA y también al golpismo catalán, está acelerando en mitad de una epidemia. Yo mantengo el ofrecimiento a todos ustedes, para construir una alternativa no solo política, también cultural, económica y de modelo territorial, basada en la convivencia, en la libertad, en la igualdad, en la unidad y en la diversidad de España. Señorías, Debemos asumir que nadie va a venir a salvarnos. Ni a rescatarnos. Es importante saber esto, porque algunos de ustedes han perdido la fe en el pueblo español y ponen sus esperanzas en Bruselas. O en los fondos de inversión. O en las multinacionales. O en Davos. O en el FMI. O el Banco mundial. Tenemos el deber de asumir nuestra responsabilidad histórica A España solo la pueden rescatar los españoles. Dependemos únicamente de nosotros mismos para superar este momento. Y España, en solitario, ha superado momentos incluso peores. Algunos, y no solo diputados, sino también intelectuales, empresarios y comunicadores, no creen en ello porque están sumidos en una pegajosa melancolía, fruto de haber consumido hasta hartarse todos los tópicos y leyendas negras fabricadas contra nuestra nación. Pues no, no nos salvará Bruselas. Antes nos salvará Móstoles. Otra vez. No son ustedes en cualquier caso los primeros que recurren al acomplejado mantra de “más Europa, más Europa”. Creemos que es un recurso fácil, sobre todo si de Europa se pretende recibir el maná, el dinero que les evite tomar las medidas necesarias para volver a hacer de España un estado viable y sostenible. El mito de Ortega y Gasset de que España era el problema y Europa la solución no ha sido verdad nunca. Europa no es nuestra solución, pero vamos a ser su problema si siguen ustedes en el Gobierno. Y nosotros en todo caso preferimos el diagnóstico Unamuniano, que veía en España una esperanza para el viejo continente, que hoy es un continente viejo y que debe mirar hacia la Iberosfera, si quiere sobrevivir. La Iberosfera, un concepto en el que luego me detendré porque es clave para el futuro y las soluciones que necesita España. Desde luego la solución no vendrá de una oligarquía europea insaciable, con aspiraciones soviéticas, que devora sumas astronómicas de dinero mientras produce frenéticamente, directivas y reglamentos de una maquinaria que ya tiene vida propia al margen de la democrática y soberana voluntad de sus naciones. Con el pretexto de salvarnos de profecías apocalípticas, o de nuestra propia naturaleza, pretenden imponer planes de control y dirección de las conductas, e injerencias en la vida de las naciones, las familias y los individuos, como nosotros solo aceptamos en las distopías literarias y cinematográficas El viejo bipartidismo europeo ha convertido Bruselas en una máquina deshumanizada que aspira a controlarlo todo promoviendo la división y la ruina de los pueblos. Y ese dinero que usted se ufana de haber conseguido mendigando por las instituciones europeas, no va llegar ni en cantidad suficiente ni a tiempo para salvar a los españoles de la catástrofe económica que su gestión criminal de la epidemia ha provocado. Y lo pagaremos los españoles con los mayores recortes sociales de la democracia. Porque lo único que el PSOE, y todos los socialistas, han sabido redistribuir en toda su historia es la pobreza. A cambio de dinero en efectivo para continuar su juerga está dispuesto no solo a endeudar a los españoles para generaciones y a niveles inimaginables. También a que la Nación y el Estado desaparezcan devorados: a España la están desvalijando a dúo: por el cuello la encadena la maquinaria despótica de Bruselas, y por los pies la roen unas autonomías tan fracasadas como traidoras. Y en medio están ustedes. Pero los españoles no van a permitir que su nación desaparezca convertida en una región de una réplica moderada de la República Popular China. No nos van a imponer una tiranía progre y globalista. Y los españoles no estarán solos. En toda Europa hay un despertar que gana terreno en defensa de su soberanía y de su identidad occidental. Que reclama el estado nación como unidad irremplazable y espacio supremo de la democracia, y que rechaza un megaestado federal que se parece demasiado a la República Popular China, a la Unión soviética o a la Europa soñada por Hitler. Pero no está escrito en piedra que esto tenga que ser así. No hay ninguna ley física que diga que los europeos no podamos retornar a los orígenes fundacionales de la Unión Europea, que tengamos que quedarnos de brazos cruzados mientras el consenso progre convierte la mejor civilización de la historia en un montón de cenizas. Ese consenso ha fracasado. Es un hecho. Y quienes nos han metido en esta situación no son aptos para reconstruir el futuro de Europa. Nada va a ir a mejor con ellos. Nada va a ir mejor con ustedes. Por suerte en todas partes de Europa están creciendo fuerzas y movimientos patrióticos que no se van a quedar de brazos cruzados mientras unas oligarquías degeneradas convierten, naciones enteras, en estercoleros multiculturales. VOX quiere que el estado/nación, que España, vuelva a ser la garante de la libertad y de la prosperidad de sus ciudadanos. Una libertad y unos intereses que muchas veces sucumben bajo las presiones de potencias, grupos hegemónicos o grandes lobistas del globalismo, como ese protector suyo, el especulador financiero y conspirador antinacional que es George Soros. El primer invitado que recibió en la Moncloa, casi no le dio tiempo ni a cambiar el colchón. El señor Soros, para quien no lo sepa, es enemigo declarado de las fronteras europeas, del presidente norteamericano y de Israel. Ese especulador multimillonario, enriquecido con el sufrimiento de millones de personas, nunca recibe el ataque de la izquierda política o mediática, aunque incluso ha reconocido que hizo negocio hasta con las víctimas del holocausto. ¿Qué y cuánto le debe usted a Soros? ¿Cuánto del daño que hacen ustedes a la nación española tiene explicación en esta obediencia? ¿Por qué da orden al CNI para que proteja en las redes sociales al señor Soros y al globalismo? Algún día lo sabremos, y si es como lo demás en su gobierno, algún día los tribunales lo juzgarán. ¿De verdad creen que pueden amenazar de esta manera a la soberanía nacional y no rendir cuentas delante de un juez, y del pueblo al que están robando todo su patrimonio, toda la herencia de sus mayores y todo el futuro de sus hijos? Pero dejemos a ese aliado suyo tan siniestro, y ocupémonos de nuestro papel en un mundo que está cambiando a una velocidad vertiginosa. Y me voy a extender algo en la situación internacional, porque mientras aquí se empeñan en hablar sobre si un señorito de Bilbao se siente más o menos español, o sobre los derechos sexuales de las gallinas, allá afuera están aconteciendo cambios radicales. Cambios que afectarán directamente en las vidas y las oportunidades de los españoles de hoy y de mañana. Señorías El multilateralismo ha demostrado que no es en absoluto la mejor fórmula en las relaciones internacionales. Y nosotros vemos muchas razones para recuperar un bilateralismo en el que el respeto mutuo sea parte fundamental de la relación entre naciones. En ese sentido queremos, (y contamos con el apoyo de cada vez más partidos de los países miembros) una reforma de la Unión Europea para poner fin a sus sueños federalistas, que pretenden destruir y hacer tabla rasa de los estados nación. En otras organizaciones globales mundialistas vemos menos posibilidad de enmienda. Y en muchas de ellas la mejor decisión posible sería dejar de contribuir a las mismas inmediatamente y plantear la cooperación de forma distinta. Muchas son ya solo instrumentos del globalismo para imponer por coacción, chantaje o soborno, criterios de conducta e ideología. Es escandaloso que los países occidentales financien ya en la UE, en la ONU u otras, políticas tendentes a destruir la familia, a fomentar el aborto o la pederastia, y a introducir métodos de adoctrinamiento e imposición ideológica. Se han convertido en organizaciones totalitarias, agresivas contra las sociedades libres occidentales, y extorsionadoras de las indefensas sociedades del Tercer Mundo a las que esclavizan, mientras defienden las peores tiranías. Además de haberse convertido en profundamente corruptas. Escandaloso ha sido el caso de la Organización Mundial de la Salud, a la que la República Popular China ha convertido en un instrumento más de su poder expansionista. Así lo comprobamos a finales de 2019 y principios de este terrible año 2020 cuando la OMS participó en la operación de encubrimiento de la epidemia del COVID en Wuhan y ocultó la información suministrada por Taiwan, al que por cierto deberíamos volver a tratar como un estado pleno en el escenario internacional Lo cierto es que en esas fechas China ocultó al mundo la realidad de la pandemia. Esa ocultación ha generado un millón de muertos, y millones de personas arruinadas. Y la OMS fue la aliada del régimen de Pekín contra el resto del mundo. Por eso consideramos que el presidente de Estados Unidos norteamericano Donald Trump hizo lo correcto al cancelar su participación a la OMS, del 20% del total frente al 2% que contribuye China, que al final es quien manda. Ya había hecho EEUU antes lo mismo con la UNESCO, una organización entregada al servicio del adoctrinamiento izquierdista, antioccidental y antisemita. China se ha convertido, ya antes del sospechoso contagio del coronavirus hacia fuera de sus fronteras, en la mayor amenaza para el mundo libre. Las esperanzas en una China más tolerante y abierta gracias al desarrollo económico no se han realizado. Con el desarrollo y el capitalismo controlado por el Partido Comunista Chino, el régimen es más implacable que nunca. Su rearme es colosal. Mientras que en el resto del mundo se hunde la economía, China despega. China tiene que pagar. En el interior reina el terror y la más mínima discrepancia es ferozmente reprimida. Cientos de miles de presos de conciencia y poblaciones enteras, por razones étnicas o religiosas, son sometidas a una brutal represión. Hasta a la iglesia católica la han “nacionalizado” para ponerla al servicio del partido, para lo que han contado con lamentables complicidades. Esa es la realidad de la que se informa poco o nada a los españoles. Mientras que todos, en sospechosa unanimidad, no dicen más que barbaridades del presidente de un país, Estados Unidos, en el que quisieran entrar a vivir millones de personas buscando libertad y prosperidad. Es verdaderamente sorprendente esta balanza. Pues aunque a algunos le sorprenda, los balseros no iban de Miami a La Habana, sino al revés. Han creado una imagen totalmente distorsionada del presidente de EEUU y de todo lo que sucede en ese país. Pero además, con resultados nefastos para nuestra economía: -Los grandes países europeos han visto como Trump corregía la imposición de aranceles. ¡Menos España¡ La hostilidad del gobierno de Sánchez y sus medios hacia EEUU se plasmó también en la pérdida de unos contratos para Navantia por 18.000 millones de euros. Ese dinero se ha ido a Italia. Era trabajo para miles y durante lustros. Usted Sánchez y sus amigos bolivarianos lo han conseguido. En EEUU unas fuerzas constitucionales se enfrentan al rodillo totalitario de una izquierda cada vez más violenta y embrutecida, que cuenta con los inauditos apoyos de grandes capitales, de elites académicas y de cierta plutocracia tecnológica. Con la diferencia de que este rodillo totalitario y violento en EEUU está en la oposición incendiando la calle y en España su reflejo, o sea ustedes, están en el Gobierno gracias al temblor de rodillas del señor Rajoy, y gracias a los golpistas y a los filoterroristas. Aunque a veces ustedes se las arreglan para hacer las dos cosas al mismo tiempo: y mientras obligan a policías y guardias a protegerles, mandan a sus secuaces callejeros contra esos mismos policías y guardias civiles, como vimos hace muy poco ante la Asamblea de Madrid. Porque ustedes son capaces de hacerse la revolución a sí mismos, con tal de que acaben perdiendo los de siempre: los hombres y mujeres corrientes. Por eso incendian la calle, con matones subvencionados, donde haga falta. Ustedes están en el poder y juegan a la subversión porque son un gobierno contra el Estado y contra la Nación. Y por supuesto contra el Rey, al que han confinado, y que no puede defenderse de su traición institucional. Y encima pretenden que los españoles no le defendamos, mientras ustedes reclaman el derecho a traicionarle, a él y a la Constitución. Porque nosotros sí estamos con la Ley y la Constitución. Aquí y en EEUU, y en todas las naciones libres. Con los que defienden las Iglesias frente a los que las queman. Con los que protegen las estatuas de los fundadores de la democracia norteamericana, y por cierto también de la huella española, y frente a la barbarie de quienes las derriban y destruyen. Nosotros estamos con quienes defienden la ley, el orden y la libertad. Ustedes están con la arbitrariedad, con los terroristas antifa en EEUU, y con los terroristas de ETA de Alsasua aquí en España. Y por supuesto están con sus amigos y correligionarios del narcosocialismo, que es la mafia de la droga en iberoamérica, con ropaje ideológico de izquierdas. Ahí tienen en la bancada de un partido del gobierno al abogado y representante de las FARC en sus principales negociaciones. Las FARC, señorías: la guerrilla comunista colombiana cuya principal actividad es el tráfico de cocaína. No lo digo yo, lo dice la DEA, la organización antidroga de EEUU, considera a las FARC, con el cártel de los Soles de Maduro y sus militares, la mayor organización de tráfico de cocaína del mundo. Pues ahí tienen sentado a don Enrique De Santiago Romero, natural de Madrid, de profesión: la defensa de los intereses de las FARC, es decir de los narcotraficantes, secuestradores, y violadores de menores en Colombia. Enrique de Santiago, secretario general del Partido Comunista y mano derecha de Iglesias… o al revés. No lo sabemos. No es extraño. En realidad, las FARC como tantos otros, obedecen al final al mismo mando común del Foro de Sao Paulo, ahora se quiere llamar Grupo de Puebla. Cártel de Puebla sería más adecuado. Una auténtica mafia internacional. Entiendo que les moleste, y que les preocupe que se diga aquí en esta tribuna lo que está publicado en medio mundo. Entiendo que les preocupe, pero vamos a seguir hablando, y vamos a seguir denunciando, aquí y en todo tribunal competente, a las mafias internacionales de la droga y del terrorismo, a sus cómplices y a sus empleados, se llamen Zapatero, garzones, Sánchez, Iglesias o se llamen Monedero. De hecho, a través de la fundación Disenso, promovemos desde hace algunos días la Carta de Madrid: en defensa de la libertad y de la democracia en la Iberosfera. La carta, está firmada por líderes políticos y sociales con visiones e ideas distintas, e incluso divergentes, pero que coinciden en lo fundamental: el Estado de Derecho, el imperio de la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión y la propiedad privada. Y quiero aprovechar para agradecer su participación en una iniciativa que debe estar más allá de partidos, en defensa sólo de todo lo que nos une. Y es mucho lo que nos une la iberosfera, esa comunidad que comparten más de 700 millones de personas, dos lenguas y el desafío de convertirse en una de las regiones más relevantes del escenario internacional. Yo sé que a usted, señor Sánchez, todo esto le viene grande. Pero ha tenido la desgracia de haber podido cumplir su sueño en fatal abrazo con el señor Iglesias. Iglesias tiene el mismo cuadro psicológico que usted, es otro narcisista. Pero él tiene un encargo de quienes le trajeron en volandas, con dineros de sangre, miseria, ruina y dictaduras hasta donde está. Usted sólo quería mandar. Pues sepa que no manda, que sólo está gestionando el proyecto de una mafia internacional, y ustedes no tienen agallas para llevarle la contraria a los jefes de la mafia. Y por la misma razón, señorías, porque la amenaza mafiosa es grave, resulta imprescindible batallar para conseguir la eficaz separación de poderes, y acabar con este espectáculo indignante de la fiscal, ministra y comisaria, en alianza con el siniestro Baltasar Garzón -un prevaricador expulsado de la judicatura dictando juntos medidas para aterrorizar a fiscales y jueces por igual-. Los jueces deberían preguntarle: ¿Cuántas veces ha venido Delcy Rodríguez a España con decenas de maletas? ¿Y cuántas veces otros miembros de la mafia narcocomunista venezolana? ¿Y sus amigos Evo Morales o Rafael Correa, ambos perseguidos por diversos crímenes, algunos abominables? ¿Por qué no aparece ese general jefe de la inteligencia de Chávez, Hugo Carvajal, (que debió haber sido entregado a EEUU), y que tanto sabe sobre el saqueo del petróleo venezolano, de Rodríguez Zapatero y de la participación de Monedero, e Iglesias en la construcción de la tiranía más sanguinaria de Iberoamérica? No me va a contestar, pero espero que algún día se lo conteste a un juez. Al menos nosotros trabajaremos para ello. Y recuerden que nosotros no somos otros. Somos perseverantes y eficaces. Pregúnteselo a Puigdemont y a Torra. De momento, Hugo Carvajal es ahora otro de esos miles de inmigrantes ilegales que campan a sus anchas por España. Señorías, la mafia del narcosocialismo no es la única aliada del gobierno. La estrecha colaboración entre Sánchez y la mafia de los traficantes de seres humanos ha provocado un efecto llamada cuyas consecuencias las sufren los españoles corrientes, aunque cuenta con el beneplácito de los oligarcas de Bruselas y de ejecutivos de algunas grandes multinacionales. Esa hampa migratoria, apoya y promueve la invasión en nuestras costas y vela por los intereses de los privilegiados, nunca por el de las familias o vecinos. Los poderosos nunca sufrirán los efectos nocivos de esas avalanchas, porque dentro de sus urbanizaciones con seguridad privada o policía, los MENAS (España ha recibido a más de 20.000 desde el año 2014) ni roban, ni agreden, ni violan. Deberían hablar con sus propios familiares y amigos, los que hayan dejado en el barrio o en el pueblo. Pregúntenles qué piensan de la inmigración ilegal. Me consta que, solo por eso, algunos de sus familiares ya votan a VOX. Y ustedes lo saben. Ellos saben que hay que acabar con el efecto llamada del que viven los traficantes de personas. No es casualidad que los puertos de Marruecos o Argelia se llenaran de promociones de viajes hacia a España tras la aprobación del Ingreso Mínimo Vital. Sus políticas migratorias, además de la inseguridad, la pobreza y el conflicto que han traído a nuestras calles, les hacen a ustedes responsables de todas las muertes que causan en el mediterráneo. Son ustedes los responsables de esa tragedia. Debemos detener esta tragedia inmediatamente. Hay que reforzar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y también a nuestros ejércitos, y dotarlos de todas las herramientas jurídicas y materiales necesarias para hacer frente a los violentos ataques de los inmigrantes ilegales. Hay que blindar las fronteras y nuestros mares, para que los piratas negreros (traficantes magrebíes y oenegés) no puedan acercarse y no puedan traficar con el sufrimiento de miles de personas. Para ello, hay que abandonar su desastrosa concepción de la Defensa, que ha llevado al maltrato de nuestros soldados hasta límites inaceptables. Quizá porque ustedes maltratan a todo el que lleva una bandera de España en el hombro, en el pecho o en unos simples tirantes. Hay que expulsar de forma inmediata a todos los inmigrantes que entren de manera ilegal en nuestro territorio. Quien viola nuestra legislación y asalta nuestras fronteras no debe ser puesto en libertad en 24 o 48 horas, sino que debe ser internado hasta el momento de su repatriación. Hay que perseguir a las mal llamadas ONG que han hecho del drama humanitario que se vive en África un negocio. Quienes promueven la inmigración ilegal y masiva, con sus efectos nocivos para la sociedad española y europea, no pueden recibir ni un euro del dinero de todos los españoles y deben ser perseguidos por colaboración con las mafias del tráfico de personas. Y sí, hay que deportar también a aquellos inmigrantes legales que cometan delitos graves, o que hayan convertido el delito leve en su forma de vida. Y también, hace años que lo decimos, no se escandalicen, hay que retirar la nacionalidad a aquellos que la hayan obtenido y utilicen ese privilegio para atacar el Estado de derecho, la monarquía parlamentaria y los símbolos nacionales. ¡Por muy diputados que sean¡ Es urgente, y de absoluta necesidad para los inmigrantes que han venido a trabajar honradamente, que juntos denunciemos a los que han venido a delinquir, a traernos tiranías o a romper nuestra patria. Porque señorías, la política de inmigración debe estar subordinada a las necesidades económicas de España y a la capacidad y voluntad de integración del inmigrante. Sí, a la capacidad de integración del inmigrante. Porque hasta la Francia en marcha del señor Macron, el ídolo de Ciudadanos está expulsando a más de 200 sospechosos de yihadismo, se ha dado cuenta de que el Islam, sobre todo si recibe influencias y financiación extranjera, se convierte en un peligro para la civilización que le acoge. Hay que tomarse en serio el yihadismo, porque no ha desaparecido, porque siguen decapitando a personas bajo el grito de Alá es grande. Y no solamente actúan con cuchillos también lo hace a través de la educación, menospreciando a las mujeres o sembrando el odio a la civilización que lo acoge. No son pocos los imanes musulmanes que tratan de avisarnos de esto, mientras ustedes miran hacia otro lado, con ese complejo estúpido de quien odia su propia cultura y se arrodilla ante cualquiera que le es ajena. En Cataluña, por ese rechazo racista a la inmigración hispanoamericana que impuso el corrupto Pujol, ya se está más cerca de ese horror que viven otras regiones europeas. Les adelanto otra predicción: si los renegados lograsen algún día romper España (cosa que no ocurrirá) sólo conseguirían crear la república islámica catalana. Señorías, Todo eso es lo que hay que hacer. Pero si esta moción no prospera les pido, al menos, que restrinjan la capacidad de las pateras, o que les pidan los mismos requisitos que los que han pedido a un ciudadano de Fuenlabrada para entrar en Madrid. Quizá con eso sería suficiente para aminorar el desastre que están promoviendo. Desastre de convivencia, y desastre económico. Porque la economía nacional se enfrenta a una crisis sin precedentes; devastadora. Con la peor deuda respecto al producto interior bruto en 80 con la mayor contracción económica con el mayor de 80 años. En los próximos meses, vamos a conocer niveles de pobreza que no imaginábamos mientras ustedes tocan el violín de la sororidad y los lunes sin carne. No sigan por ahí, no sean insensatos. Muchas familias no tendrán carne en toda la semana. Porque la economía de la nación no está hoy al servicio de los españoles, está secuestrada por la agenda ilegítima de Sánchez y los separatistas, con el apoyo, todo hay que decirlo, de grandes empresas y de algunas multinacionales, que están haciendo negocio con la ruina de España. En apenas unos meses, ya antes de la pandemia china, este gobierno nos situó a las puertas de una recesión. Los resultados de su negligente gestión, de su política sectaria, nos han llevado a un desastre mayor con el virus. En los seis primeros meses de este año, España ha sufrido la mayor destrucción de la zona euro. El empleo se enfrenta a las peores cifras de la historia, el paro juvenil es el más alto de Europa, las exportaciones caen como nunca, el turismo se derrumba y el comercio retrocede, mientras otros se enriquecen. Y todos estos hechos, que ustedes desprecian o adulteran, son españoles sufriendo. Sufriendo por su culpa. Han abandonado a los asalariados, a los pequeños comerciantes, a la España que madruga, a quienes no viven de los intereses mafiosos y por tanto, no aplauden ni acuden corriendo a las llamadas de un presidente que es el principal responsable de la ruina económica. ¡Qué bien nos iría si las grandes empresas del IBEX, siempre dispuestas a aplaudir la prédica progre, acudieran tan raudas a defender los intereses de la nación y de los españoles corrientes! Si este gobierno hubiera pensado en el español corriente, habría hecho suya la propuesta de VOX de pagar las nóminas de los trabajadores y autónomos a los que no permitieron trabajar durante la imposición de su Estado de excepción. Pero no fue esa su prioridad. Al revés, también rechazan las moratorias en el pago de impuestos que propusimos. Nos encontramos con que España sufrirá en 2020 la mayor recesión del planeta, que la destrucción de empleo es ya la más intensa de Europa, y que el deterioro del tejido productivo está siendo devastador. Si seguimos por la misma senda, corremos muchos riesgos, pero hay uno terrible al que nos conducirá el gobierno si no lo remediamos hoy: a la ruina del Estado del Bienestar y la aparición de una pobreza de dimensiones desconocidas en las últimas generaciones. Ustedes nos conducen allí. Los jóvenes ya viven peor que sus padres, y si ustedes siguen gobernando, acabarán viviendo peor que sus abuelos y que sus bisabuelos. Ojalá en esta advertencia sí me equivoque, pero me temo que voy a acertar como hemos acertado hasta ahora en los pronósticos sobre su desgobierno: De su mano viene la ruina total. Primero porque no estábamos preparados. Claro que una pandemia es algo imprevisible. Pero lo que no es imprevisible es la posibilidad de que a lo largo del tiempo ocurran acontecimientos desfavorables para la economía. Por eso, tanto a nivel europeo como nacional, existen reglas de disciplina presupuestaria que se pueden resumir en una sencilla frase que cualquier madre conoce: “Guarda siempre un poco para cuando vengan momentos malos”. Los últimos gobiernos han hecho exactamente lo contrario de lo que dicta el sentido común. Esa parte de culpa, por supuesto, es compartida. Pero no las primeras actuaciones cuando ya estaba aquí el virus. Quisieron decirnos entonces que los efectos económicos de la epidemia eran temporales, y que en poco tiempo las cosas volverán a ser exactamente como antes. ¿De verdad se creía eso el gobierno? ¿Se pensaba de verdad que las estrictas medidas sanitarias, la destrucción de actividad económica, las pérdidas de empleo, el desplome del comercio internacional y la práctica desaparición de la actividad turística en España, que el ataque a bares y restaurantes no iban a dejar a nuestra economía maltrecha para las próximas décadas? O ignorancia, o mentira. Y con ustedes es difícil saberlo porque son muy aficionados a ambas. No cabe duda de que en una crisis como esta es necesario que sobreviva la mayor cantidad de empresas y empleos posibles, y ello requiere medidas excepcionales de gasto y algunas de ingresos. Pero hay que tener también un plan de salida creíble que garantice el futuro de España. El déficit público español se situará este año cerca del 15% del PIB. Es decir alrededor de unos 160.000 millones de euros. Al final del año cada hogar español deberá unos 10.000 euros más como resultado de su nefasta gestión. La debilidad de nuestra economía, la situación a la que nos han llevado, ha comprometido la soberanía de España. Y No. No hemos salido más fuertes. En realidad ni siquiera hemos salido. Y ahora somos más dependientes y menos soberanos, al estar más sometidos a nuestros acreedores. Aunque no hay plan de salida y todo se está improvisando según viene, para cualquier persona es obvio, incluso para el gobierno, que la deuda pública española no puede seguir aumentando de forma explosiva hasta el infinito, y que el Banco Central Europeo no puede emitir de forma indefinida cantidades astronómicas de dinero para comprar esa misma deuda. Pueden ustedes elevar el techo de gasto hasta endeudar a diez generaciones, como aprobarán de forma irresponsable, pero alguien tendrá que prestarles, y no creo que los cárteles de la droga con los que ustedes se alían en Colombia, Bolivia o Venezuela, quieran financiar a España. Esos criminales solo mandan maletas para corromper políticos, no para financiar la deuda. Y mientras esperan que alguien les salve, van proponiendo reformas justo en sentido contrario a lo que necesita nuestra economía. Es decir aplicar a las empresas de un sector, por ejemplo la hostelería, en una provincia o incluso a nivel nacional las mismas condiciones laborales. Lo más absurdo en estos momentos. Cada empresa está luchando por salir adelante como mejor puede, dejemos que ellas y los representantes de los trabajadores decidan, o ¿acaso tiene los mismos problemas o circunstancias un restaurante de lujo que una pizzería? Otro ejemplo de negligencias o mentiras: el ingreso mínimo vital. Lo venden como una actuación de urgencia ante la crisis social que produce la epidemia. Si hubieran hecho eso en realidad no tendríamos nada que objetar, ya lo dijimos. Pero no sirve para ayudar a los que están sufriendo esta crisis, ya que se basa en las rentas de 2019; está a medio legislar; y no iguala, sino que aumenta las diferencias entre Comunidades Autónomas (porque no han coordinado esta ayuda estatal con las ya existentes y muy diferentes ayudas regionales); Y encima ni siquiera han previsto los medios para tramitarlas. El único efecto que ha producido, ya lo decía antes, es un irresponsable y dañino efecto llamada en el norte de África. Señorías, no han aprendido nada. Están haciendo exactamente lo mismo que en la crisis anterior: Confundir la parte productiva y competitiva de la economía española, formada esencialmente por pequeños comerciantes, profesionales y autónomos (que es la que siempre nos saca adelante) con las grandes empresas en sectores regulados, las que viven del BOE y de los grandes contratos públicos, y en cuyos consejos de administración querrán sentarse en unos años, como ahora están sentados los que les precedieron en arruinarnos. Por eso el gobierno se dedica a reunirse y negociar con grandes multinacionales y grandes bancos mientras pone palos en las ruedas a esos que madrugan para trabajar, o para buscar trabajo, abandonados a su suerte como ancianos en las residencias del señor Iglesias. Están hundiendo la economía de las familias, y la de las pymes y autónomos, mientras hacen mucho dinero las grandes empresas de las puertas giratorias. Es increíble, por no decir directamente inmoral, que el gobierno despoje a las clases medias para enriquecer aún más a los grandes monopolistas, como hacen ahora con fusiones bancarias, apoyadas por los que iban a recuperar la banca pública. En definitiva, por su incapacidad, por su negligencia, por su sectarismo mafioso y por sus mentiras, llegarán muy pronto los recortes… o mejor dicho volverán, como en la época de Zapatero, reduciéndose pensiones, bajando el sueldo a los funcionarios, y subiendo los impuestos a todos, no sólo a los ricos, a todos, especialmente a la clase media, que es lo único que saben hacer. Recuerden este pronóstico. Me temo que también acertaremos. Sólo hay un camino para recuperar la prosperidad y es una dirección completamente opuesta a la que siguen todos ustedes. Y ahora digo todos ustedes. En primer lugar, la medida más urgente, es eliminar el gasto político ineficaz. Hay muchos españoles que pueden preguntarse qué es el gasto político ineficaz. Yo les respondo con un ejemplo tan claro como visual: esta bancada. El gobierno más sobredimensionado de la Historia. Esa bancada es el símbolo del despilfarro del dinero de los españoles y de la desvergüenza con el uso del dinero ajeno. En realidad no deberíamos llamarlo gasto ineficaz, sino gasto eficaz sólo parar sus intereses, sus corruptelas, y sus agendas de división y ruptura, que en eso se gastan el dinero de todos los españoles Porque esa agenda suicida, junto al narcisismo de Sánchez y la egolatría de Iglesias, cuestan dinero. Este es el Gobierno más costoso y elefantiásico de la historia de la democracia. ¡23 escaños azules! Pero no basta con la eliminación de sus excesos, sus legiones de asesores, su carísima propaganda. También hay que suprimir el derroche autonómico, miles y miles de millones despilfarrados en fomentar divisiones entre españoles, produciendo duplicidades, o incluso triplicidades y asfixiando a los españoles con trabas, impuestos, reglamentos y el 3% de corrupción inherente a los caciques locales. Un derroche que pone en peligro el estado de bienestar, las pensiones, el pan de nuestros jubilados. Se han cargado la unidad de mercado, y aún así siguen defendiendo el sistema autonómico. Un sistema en el que sólo pueden operar grandes empresas, puesto que son las únicas que disponen de los suficientes servicios jurídicos como para poder crecer, y que excluye a las pymes y a los trabajadores. Como si para montar un puesto de pipas haya que ser catedrático de derecho administrativo... y ya ni les cuento para una empresa... hace falta todo el claustro de la facultad de Derecho Y por todo esto, señorías, proponemos como ya hicimos hace años, la superación del estado autonómico. Y mientras tanto, la devolución de competencias y la recuperación del mercado único nacional. Pero hay que hacer más cosas. España tiene que continuar protegiendo a quienes por causa de la epidemia no pueden trabajar. Debemos recuperar cuanto antes el empleo destruido durante estas crisis y a continuación generar empleo nuevo como nunca se había hecho antes. Los trabajadores necesitan más empleos, más estables y mejor remunerados. Por todo ello aprovecho para saludar la aparición del sindicato Solidaridad. Un sindicato que defenderá de verdad a los trabajadores, y que será transparente, no como la mafia sindical que hemos soportado y que oculta bajo banderas rojas el saqueo permanente de nuestros asalariados y la defensa de ideologías caducas y nocivas. Y aquí también podemos recortar: Hay que suprimir, inmediatamente, las subvenciones a partidos, sindicatos y patronales. Como dijimos, decimos y mantendremos: no es justo que los españoles carguen con el peso de sostenernos. Los partidos, que los financien sus asociados. Si queremos facilitar la creación de empleo y los salarios justos, no podemos mantener uno de los niveles de cotizaciones sociales más elevados de Europa. Un mileurista en España, en realidad es un dosmileurista atracado por el Estado o por el consenso progre. Necesitamos más empresas pagando menos. Excepto las grandes multinacionales tecnológicas, esas tienen que pagar más. Mucho más… sobre todo porque gracias a ustedes no pagan nada. Y oigan, que por muy progres que sean esos multimillonarios tecnológicos, el negocio que hacen en España tiene que tributarlo en España. Y diría más, los datos que cosechan en España, se los deben pagar a los españoles, siempre que ellos les den permiso de utilizarlos. Esto es muy importante, y es una de las claves del futuro: la soberanía que sobre los datos tendrán las personas y las naciones. Volvamos a los impuestos. Sencillamente: Hay que bajarlos, todos, y eliminar muchos de ellos. VOX ya ha planteado cómo se puede hacer, y fortaleciendo a la vez el estado del bienestar, ahora amenazado por sus políticas de despilfarro. Porque entre el último ministro de Hacienda y la actual sólo haya una diferencia: una vocal en sus apellidos. En lo demás, derroche y expolio, coinciden. Tomemos otro camino: Debemos reindustrializar España. Para eso es preciso que dejen de atacar y marginar el principal sector económico de la nación, que hoy por hoy es el turismo. Miles de trabajadores y empresarios han convertido al turismo en una industria puntera mundial a pesar del desprecio con que ustedes lo tratan, señor Garzón. Pero no solamente podemos vivir del turismo, Señorías. Nada explica, solo la agenda ideológica del consenso progre, que España renuncie a tener un sector industrial ambicioso. Fue un inmenso error permitir ese proceso de desindustrialización de los años 80. Y ahora insisten ustedes en ese camino. Los cierres y despidos en Nissan, As Pontes, Airbus, Navantia, Alcoa o tantas otras, muestran que nuestra industria se desangra. Desde 2008, ha perdido más de 700.000 empleos. Casi 100.000 españoles cualificados han tenido que salir durante la última década por el paro y la precariedad laboral que sufre España. Mientras el coste del Ministerio de Igualdad, con toda esa corte de asesoras, es de 180 millones de euros según los PGE 2018. ¡Es la portada de Vanity Fair más cara de la historia! Una demostración más de que ustedes nunca quisieron acabar con la casta. Querían ser la casta. Sí, señorías, hay que proteger nuestra industria. Hay que acabar con la entrada de productos de terceros países que no cumplen con las normas a la que sometemos a nuestros productores, especialmente en lo que a regulación laboral, medioambiental y de calidad se refiere. Estamos condenando a nuestro campo y a nuestra industria a competir contra economías cuya principal fortaleza es la mano de obra esclava, por lo que la deslocalización y la precarización del empleo es permanente y lo seguirá siendo si no lo remediamos. Hablemos también algo del sector del automóvil, incluyendo la industria auxiliar, en la que España es un líder a nivel mundial. La declarada hostilidad mostrada por el Gobierno de Pedro Sánchez ha situado en serias dificultades a una industria que garantiza 200.000 empleos. La irresponsable guerra declarada al diésel, del que España es primer fabricante de Europa, está ya penalizando no sólo a la industria, sino especialmente a los españoles más modestos. Al igual que nada explica, solo la agenda ideológica del consenso progre, que España esté entre los países que paga su electricidad más cara. El gobierno, con sus decretos-leyes y la CNMC, en la que milita sin reservas el marido de la Vicepresidenta cuarta del Gobierno, ha regalado 3.000 millones de euros al año al sector energético, que pagarán todas las familias y pymes en su recibo de la luz. Y llegados aquí, quiero hablarles del conservacionismo señorías. O ecología, si prefieren. Es decir, del cuidado de la naturaleza, de la conservación del medio ambiente, del respeto al legado natural que hemos recibido de nuestros padres y debemos custodiar y entregar a nuestros hijos. Y parece mentira que me vea obligado a explicar lo que significa conservar el medio ambiente. Porque Ustedes siguen en la ancestral adoración de la madre tierra y de los fenómenos atmosféricos, como las culturas primitivas. Ustedes, que se ríen de los creyentes y les acosan, están en la superstición de cada tormenta, de cada huracán, de cada volcán y de cada sequía. Ustedes han comprado una religión supersticiosa, muy parecida a la de los chamanes y los brujos, con la engañaban a las tribus para incrementar su poder. Chamanes, brujos, o el señor Al gore, que se ha hecho multimillonario con predicciones apocalípticas. Ustedes sigan mirando al cielo y anunciando apocalipsis. Nosotros nos fijamos en cada parado, en cada negocio que echa el cierre, en cada futuro personal que se desvanece. Nosotros estamos con el pueblo español, no con oligarquías enfermizas, degradadas e hipócritas que desde sus mansiones nos venden nuevas religiones y nos dicen cómo hay que vivir, qué hay que comer y de qué modo hay que vestirse. Eso sí, nos lo dicen desde sus aviones privados, o desde los helicópteros que utilizan para dejar una cumbre ecológica y marcharse a cazar corzos. Y decía que vengo a hablar de ecología de verdad, o sea de conservacionismo, con propuestas de sentido común, porque ustedes sólo saben afrontar los problemas de dos maneras: mediante la criminalización del disenso y mediante la creación de superestructuras inútiles, en las que colocar a sus amigos con sueldos millonarios. No me pidan que acepte eso que decía el señor Solana, (quizá proyectándose) de que el hombre es un virus sobre la tierra, pero, durante unos minutos, voy a dar por bueno su dogma de que el cambio climático, cuya existencia es innegable, tiene origen en las emisiones de C02 provocadas por el hombre. Pues bien. Los principales emisores de CO2 del mundo, que son casi todas las principales economías, se niegan a la reducción de sus emisiones… Mientras, España que emite sólo el 0,7% del CO2 del mundo, se flagela asumiendo unos irresponsables objetivos de descarbonización, que arruinan a los españoles. Pueden imaginarse el nulo impacto que tendría sobre la atmósfera que toda España desapareciese. Para que lo entiendan, si España paralizase toda su economía, se reducirían solo siete de cada mil partículas de C02 emitidas por toda la humanidad. No vale todo para reducir las emisiones de C02. España debe apostar por la soberanía energética. No podemos estar cerrando las centrales térmicas en España, enviando al paro a miles de familias, mientras compramos la energía a Marruecos, producida con carbón. Les informo de que compartimos atmósfera con Marruecos, no sólo pateras. Invirtamos, por tanto, en energías inagotables -fotovoltaica, eólica e hidráulica-, y nuclear para que España sea autosuficiente en el consumo eléctrico. Sí, señorías hay otro camino, para cuidar la atmósfera y no perecer en el intento ni convertirse en esclavos de potencias contaminantes. Para reducir las emisiones netas de C02 no hace falta volver a la edad de piedra. También se puede aumentar la absorción de C02. ¿Y cómo? Creando sumideros de C02. La naturaleza nos brinda uno fantástico que es… ecológico, sostenible, biodegradable y ecofriendly: Las plantas. Países como Alemania ya tienen prácticamente toda su geografía cubierta de bosques y vegetación, y no tienen por tanto margen para aumentar la absorción de C02. Pero en España tenemos una oportunidad única derivada de un riesgo: tenemos un 50% de nuestro territorio en riesgo de desertificación, y por tanto, la oportunidad de recuperar millones de hectáreas de regadío, si somos capaces de hacerle llegar el agua suficiente. Señorías, la España vacía…. es la España sedienta. Millones de personas deben saber que hay agua para todos. Que se puede llevar el agua a cada rincón de España. Y millones de españoles deben saber que estos señores no la quieren llevar. Debemos llevar el agua adonde se necesita. Y para ello, debemos 1. Primero. Rescatar todas las concesiones de las presas. 2. Segundo. Utilizar 10.000 hectómetros cúbicos del agua de los ríos (tenemos en España 55.000 de agua embalsada) para crear 2,5 millones de hectáreas de regadío, un auténtico sumidero de C02, que reducirá nuestras emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Porque ahora estamos vertiendo al Atlántico más del doble de agua de la que estamos obligados con Portugal por el tratado de Albufeira. Además del climático, ¿se imaginan el efecto económico y social que sobre la España vaciada tendría esta acción? Tenemos un ejemplo, pueden ver ustedes el impacto que el trasvase Tajo Segura tuvo en la población y el PIB de Murcia. Un trasvase que es insuficiente mientras no se conecten todas las cuencas. Porque insisto, hay agua de sobra para todas las provincias de España. Murcia ha recibido, con el agua, 300.000 puestos de trabajo en 25 años, y ha frenado un proceso de desertificación que el ecologismo radical decía irreversible. Pues hagamos lo mismo en toda España. Nuestra nación puede ser el milagro ecológico y económico de Europa. ¿Saben cuántos puestos de trabajo crea cada hectárea de regadío? Entre 2 y 3. Estamos hablando de más de 5 millones de puestos de trabajo, que aumentarían el Producto Interior Bruto y repoblarían provincias con riesgo de abandono. Porque España no es Madrid. Y los que hemos nacido y vivido en cualquier pueblo de nuestra geografía, tenemos los mismos derechos que los habitantes de las grandes capitales. ¿Y cómo podemos pagarlo? Todos esos miles de millones de la agenda verde no pueden servir para oenegés de paranoicos que creen que el Covid y los incendios son la manera que tiene la Pachamama de vengarse por la presencia del hombre sobre la tierra. Ni para pagar los disparates de género y la inmigración masiva. Ustedes, que no quieren regar con agua, quieren regar con dinero de los trabajadores una nueva desindustrialización. Ustedes pretenden que los trabajadores paguen con sus impuestos la destrucción de sus empleos. Muy al contrario, debemos utilizar los fondos climáticos para repoblar España, para llevar a cabo por fin la interconexión de todas las cuencas, para inundar de regadío la España sedienta, para crear un gran sumidero de C02, para en definitiva enriquecer a los españoles. Su propuesta: Más dinero para sectarismos ideológicos y para mantener el capitalismo de amiguetes. La propuesta del gobierno que presentamos hoy: una España verde, limpia y próspera, y capaz de poner en pie una industria compatible con el cuidado del medio ambiente. Resumiendo, señorías: Hay que reunificar el mercado, acabando con el infierno normativo autonómico. Hay que relocalizar empresas y talento a través de incentivos fiscales. Y dejar de comprar productos de esclavistas. Hay que reindustrializar España para ser dueños de nuestro presente y de nuestro futuro. Hay que rebajar la carga fiscal, para que los españoles puedan formar una familia. Hay que regar la España vaciada, la España sedienta afrontando la interconexión de todas las cuencas. Hay que reducir drásticamente el gasto político. Italia ha mostrado el camino eliminado un tercio de sus diputados….a nosotros nos sobran 17 cámaras legislativas y los diputados que dicen no representar la soberanía nacional, deberíamos también ahorrárnoslos. Porque hay que salvar las pensiones, y tendremos que elegir entre pagar las pensiones o pagar las autonomías. Tendremos que elegir entre lo que legítimamente corresponde a nuestros mayores, o continuar con el derroche autonómico. Hay que redefinir la relación entre el Estado y las grandes multinacionales españolas bajo el principio de lealtad recíproca. Las grandes empresas deben entender el concepto de nación para pedir luego el apoyo del Estado en sus proyectos internacionales. Hay que reformar el mercado laboral y poner en el centro las pymes y a los autónomos. En definitiva, hay que reconstruir la economía nacional, y hay que hacerlo antes de que ustedes arruinen hasta al último español. Y para ello hay que abandonar el capitalismo chino, es decir, el del partido comunista, y también el llamado capitalismo moralista. Porque ya no solo el gobierno nos trata de imponer su moral, sino que ahora las élites globales, desde su poder en los medios de comunicación, en la industria del entretenimiento, en las universidades y en las megacorporaciones, persiguen ese mismo objetivo y nos aleccionan un día tras otro sobre lo que según ellos, está bien y está mal. Señorías, siempre ha sido más fácil la vida para los ricos que para los pobres, más fácil para las élites que para los demás, pero en estos tiempos, en los que nos enfrentamos a la mayor concentración de poder de la historia, tenemos que soportar que esos privilegiados nos den lecciones a los demás sobre feminismo supremacista , ecologismo religioso, disparates de género o cualquier otra de sus obsesiones , que no están, ninguna de ellas, entre las necesidades reales y urgentes de los españoles del siglo XXI. Pero ustedes, sólo miran al pasado. Y miran de la peor forma que se puede mirar: con odio, con rencor, y con la sucia intención de enfrentar a los españoles y sacar provecho político de tragedias que ya estaban en la historia. Con ustedes tenemos la seguridad de un futuro desastroso. Pero el pasado es incierto, porque como todo gobierno totalitario ustedes lo reescriben a su antojo, con tal desprecio a la verdad que sólo los necios pueden pensar que no tiene graves consecuencias. No lo sólo la reescriben, con maneras estalinistas, hablando de buenos y malos. Encima arremeten contra los monumentos con una furia iconoclasta que en nuestro tiempo sólo es comparable a la del Isis o al de los talibanes, probablemente los únicos aliados internacionales que les apoyarían en su deseo de derribar la cruz más alta del mundo, como ellos derribaron los Budas de Bamiyán. Esos son sus compañeros de viaje en el fanatismo que van sembrando. ¿No se dan cuenta de que hay cuestiones sagradas, por encima de bandos y partidos? En nuestra civilización, y en casi todas las civilizaciones, se respeta el descanso de los muertos, se respetan las sepulturas, se respetan los enterramientos. Y quienes no lo hacen se convierten en bárbaros y salvajes. Lo único que habría que hacer, si existen indicios de fosas comunes y los familiares así lo desean, sean del bando que sean, es exhumarlos con todos los honores militares y enterrarlos dignamente. Pero dejen de profanar tumbas contra la voluntad de sus familias. Ya traen ustedes suficientes plagas como para tentar al destino desenterrando odios. Miren ustedes, una guerra civil es el fracaso de toda una generación de dirigentes políticos. Eso no quiere decir que todos tuvieran la misma culpa, pero sí quiere decir que no es la mejor época para encontrar referentes de unidad y de concordia. Superen el trauma histórico de sus siglas. Y digo de sus siglas, y no de sus abuelos, porque sus abuelos, nuestros abuelos, los de todos, protagonizaron la reconciliación, quizá porque conocieron bien los horrores de la guerra, no como los niñatos mimados que se imaginan heroicos milicianos viendo series de televisión. Sí, ya sé que les fastidia, pero es que sus traumas históricos no interesan, ni desde luego aprovechan a la mayoría de los españoles. Como no beneficiaría al futuro que existiera ahora un partido franquista. Porque es algo del siglo pasado. Como de hecho no beneficia a España que exista un partido socialista, nostálgico de tiempos peores. Porque señorías, Viven ustedes en otro siglo. Viven ustedes en otro milenio. Viven ustedes en otro mundo. Y en el mundo presente y real suceden cosas que afectan a la vida, a la libertad y a los derechos y a los deberes de los españoles. Y de eso tratamos aquí. Para sus disparatadas teorías históricas ya tienes ustedes ocupadas las universidades. Aquí toca trabajar por el futuro. Por la convivencia. No por la división que ustedes traen, y que abonan insensatamente desde los medios de comunicación que controlan, o que coaccionan. Porque todo este ataque a las libertades básicas habría sido imposible sin un duopolio televisivo creado por el duopolio político, contra todas las leyes de competencia. Es urgente que devolvamos la libertad al mercado audiovisual, y que España vuelva a tener medios de comunicación al servicio de los españoles y no al servicio de los poderosos, ni de los partidos, ni de nuevas religiones que pretenden imponerse en todos los ámbitos de nuestra vida, como la cultura, una palabra que creen que les pertenece a ustedes en exclusiva. No me acuerdo qué diputado de izquierdas, no hace mucho, compartía en una red social su estupefacción por la sensibilidad y el talento de un director americano. Se extrañaba el diputado, porque el director en cuestión no era un director progre, y claro, aquello le parecía increíble. Y entendí entonces que algunos de ustedes han llegado a creerse sus propias mentiras, sus propias aberraciones intelectuales. Parece que están convencidos de que los que no piensan exactamente igual que ustedes no pueden tener talento, ni sensibilidad, ni humanidad, en fin. Porque han acabado deshumanizando al que disiente, al que piensa distinto. Ustedes viven en un mundo pueril, binario, irreal, donde solo hay rojos y azules. Yo puedo entender, me repugna pero lo puedo entender, a quienes entre ustedes lo hagan por cálculo político, porque así consiguen contaminar mentes y obtener votos para permanecer en el poder todo el tiempo posible. Pero compadezco a quienes, de entre ustedes, se hayan creído que solo en su trinchera hay progreso, talento, humanidad... de verdad que les compadezco. Son adultos incompletos, incapaces de comprender toda la belleza que hay en la vida más allá de políticas de partidos y de estructuras ideológicas. Déjenme decir una cosa, aunque sólo sea para evitarles futuros sobresaltos. No se imaginan la cantidad de actores, directores de cine, músicos, pintores, artistas en definitiva, que se dirigen a nosotros para decirnos -en privado- cosas que no podrían decir en público sin que ustedes y sus milicianos subvencionados, se lanzaran como hienas a arruinarles sus carreras y sus vidas. Porque ustedes boicotean cualquier talento que se signifique contra sus imposiciones. Me recuerdan a otra película, La ley del silencio, que retrata como las mafias se imponen, con violencia y coacción. Debemos extirpar el pensamiento único que han impuesto, a base de censura y subvención, en el mundo de la cultura. Debemos denunciar la mafia intelectual, que pretende decir quién puede escribir, cantar, actuar o realizar una película. Señorías, Afortunadamente en su afán totalitario por controlar todas las parcelas de la existencia de los españoles tienen ustedes un obstáculo: la familia. Ese bastión que limita el poder de los políticos sobre la vida de las personas. Porque la familia señores, junto con la patria, son las dos únicas realidades, las dos únicas instituciones, que preceden al estado, y que ustedes, por mucho que empobrezcan a los españoles, no podrán nunca arrebatarles. No podrán, a pesar de que clamen contra lo que llaman patriarcado y caricaturicen la belleza de las tradiciones familiares en sus marchas del 8M, ya conocidas como "marchas de la muerte". Porque frente a su sectarismo y división nosotros decimos que claro que es de sentido común proteger a la familia. Porque es en la familia donde comienza la vida, donde pasamos los primeros años de existencia, donde es protegido el débil con más amor y con mayor intensidad y donde se aprende, mejor que en ninguna universidad, a perdonar, a mirar al futuro y a sacar lo mejor de cada uno. Además de la familia, hay otro obstáculo para quienes, como ustedes, pretenden aislar al individuo y dejarle a merced de los poderosos. Y ese es la patria. Por eso también quieren deshacerla, y dividirla, y para ello llevan años profundizando en el virus de las autonomías. Las autonomías siempre han sido caras. Ahora resultan ruinosas. Siempre han sido ineficientes. Ahora resultan delincuenciales. Y este parque temático del Derecho Administrativo en que hemos convertido a España tiene otras consecuencias negativas. España tiene dieciocho sistemas sanitarios, uno por cada comunidad autónoma y uno estatal para las ciudades de Ceuta y Melilla. Tenemos, señorías: -dieciocho planes de vacunación, -dieciocho sistemas de atención primaria y especializada, -dieciocho sistemas de ordenación farmacéutica, -dieciocho sistemas de calidad sanitaria, -dieciocho sistemas para calcular las listas de espera. Ya es un clamor incluso en Europa que el modelo territorial español ha fracasado. El desastre autonómico también afecta a la educación, y a libertad en la educación. Señorías, tenemos las peores cifras de fracaso escolar de Europa. Hay comunidades autónomas donde casi ya ni se enseña el español, una lengua que hablan 540 millones de personas. ¡Y en España, en algunas regiones, está prohibida! Nuestras universidades sufren una decadencia crónica. No es aceptable que una de las mejores cosas que le pueden ocurrir a un joven español de hoy sea estudiar en el extranjero. ¿Sabe lo que deberían hacer desde un gobierno sensato? Recuperar las competencias, reforzar la inspección, exigir un curriculum nacional y dejarse de tonterías, de politiqueos, de localismos y de géneros. Pero no sólo han fracasado las autonomías en cuestiones esenciales como la sanidad, la educación o la economía. Estamos ante un auténtico monstruo de gasto y despilfarro. Gasto y despilfarro contra España y contra su unidad. Además, las autonomías, lejos de proteger la rica diversidad de las regiones, han instaurado 17 microcentralismos, pisoteando las identidades de provincias y comarcas, erosionando la lealtad a lo común, y convirtiendo la deslealtad y la traición en un negocio rentable. Somos incluso el único país del mundo que financia embajaditas regionales para que difamen y perjudiquen los propios intereses de la nación. Y por eso, seguiremos recordando a sus señorías, que para defender la unidad de España lo primero que tenemos que hacer es prohibir los partidos que buscan precisamente lo contrario. Es de puro sentido común. Solo España es la garante de nuestra profunda y magnífica diversidad. Solo en la unidad cabe la diversidad. Esa que es capaz de complementarse y llevar a cabo las más grandes gestas, hasta conformar uno de los pueblos más relevantes de la historia universal, y que ha dejado una huella en el orbe de la que podemos sentirnos orgullosos. Y frente a los aparatos políticos de división, corrupción y despilfarro que son las autonomías, VOX quiere recuperar la grandeza de las provincias, la mejor fórmula para la descentralización, con sus matices, con sus diferencias, con sus necesidades (que no son las de las grandes capitales) y también con su historia deslumbrante. Porque no hay provincia española que no haya deslumbrado al mundo con las hazañas de sus hijos en algún momento de la historia. Señorías: Renuncio a intentar averiguar los motivos del anti españolismo de los renegados y de la izquierda. La realidad es que la inmensa mayoría de los españoles, estamos orgullosos de nuestra historia, amamos nuestra cultura, guardamos lealtad y respeto a las instituciones, nos emocionamos al ver nuestra bandera y al oír el himno nacional, y sentimos un profundo respeto por el Rey que por cierto, señorías, es importante decirlo aquí, es mucho más valorado por los españoles que todos nosotros. Sí, señorías. Existe una mayoría de españoles que disiente con todas sus fuerzas del consenso progre que ha menospreciado nuestra nación y nuestra historia, y que pretende que el único futuro posible es el de una nación sometida o troceada. Por eso hasta ETA, con toda su sangrienta realidad, está ya en la fiesta del consenso, porque saben que por este camino se debilita a España, y nunca, matando o sin matar, han tenido otro objetivo… Y por eso ahora se suman al consenso del Frente Popular lo mismo que los golpistas en Cataluña o que cualquier asociación de renegados. A ellos, desde luego, no les pido el voto. Ya he dicho que ni siquiera considero que sean diputados legítimos de esta cámara, porque han venido a ella con el único propósito de arruinar España. Aunque si fueran coherentes con eso que repiten tanto, de que VOX es una fábrica de separatistas, me votarían hoy. Hagan la prueba. No lo harán, porque también en eso mienten, como mienten en todo. Pero al resto del hemiciclo si le pido su apoyo. Señorías del Partido Popular: Les hemos ofrecido liderar esta moción, porque creíamos que era su responsabilidad como principal fuera de la oposición, pero no han querido. Cada día la distancia política que nos separa es mayor. Aún así, les hemos dado el gobierno de tres autonomías, para evitar gobiernos socialcomunistas. Ahora me toca a mí pedirles el voto: en sus manos está demostrar que entre todos, pese a enormes diferencias, se puede construir una alternativa a este desastre que tenemos enfrente. Señorías del Partido Socialista. También a ustedes se lo voy a pedir. Tengo la certeza de que muchos comparten el diagnóstico sobre este gobierno que han hecho varios de sus antiguos dirigentes. Pero lo comparten en privado, y eso no les va a ayudar cuando los españoles les pidan cuentas. Tienen la oportunidad, ahora, de desmarcarse de la ruina y la muerte que han traído su gobierno. Señorías, nosotros presentamos esta moción de censura porque tenemos una obligación en conciencia: hacer cuanto esté en nuestra mano, para acabar con un gobierno ilegítimo y criminal que ha traicionado los intereses generales de España, pactando con todos sus enemigos. Hoy cada uno se retrata ante la posteridad. Cada uno se debe hacer la pregunta: ¿Qué hice yo para evitar la ruina moral y económica que han traído Iglesias y Sánchez? ¿Qué hice yo en ese momento crítico de la historia de nuestra nación? Y si ustedes no se lo preguntan ahora, no tengan la menor duda de que nuestros compatriotas se lo preguntarán. No tengan la menor duda de que todos los que apoyen a este gobierno tendrán que responder ante los españoles. Voy terminando ya. Esta moción, a pesar de que algunos se hayan puesto tan nerviosos, no la hemos presentado por tacticismos, ganancias de un día o ventajas del momento, argucias todas que usted y sus aprendices de brujo conocen bien. No todo es jugar al bingo de la demoscopia. Y no se trata solo de censurar la catastrófica gestión del coronavirus. Se trata de rechazar en su totalidad el proyecto macabro político y social que ustedes han puesto en marcha. Porque por su propia naturaleza y origen, ese proyecto resulta suicida para el futuro de España, sea cual sea el desenlace de la epidemia que sufrimos. La Historia de España nos confirma de modo inequívoco, que todos los proyectos políticos que se asientan en la ruptura, han conducido siempre a un fracaso, a una tragedia, sin excepción alguna. Por ello también, la propia Historia de España les censura ya a ustedes, porque los que tratan de reinventar desde la división la Historia y la naturaleza de la nación española, han fracasado fracasan y fracasarán siempre. Su fracaso es seguro, señor Sánchez. Y ciertamente el suyo en particular me resulta indiferente. Pero el suicidio y la tragedia del conjunto de los españoles, no. Esta moción la hemos presentado porque nosotros creemos que en la vida hay que actuar movidos por algo que ni usted ni sus tahúres conocen: principios. Y como sé que es vano hablarle de principios, vamos a hablar de un final: del final de este mal sueño que es su presidencia y que está más cerca cada día. Porque hoy tal vez se vaya sin pagar la factura. Pero los españoles no van a olvidar y no van a perdonar su gestión de esta crisis, ni su sectarismo, ni su voluntad de traicionar lo más sagrado por arañar un día más en el poder. Porque usted, señor Sánchez, pasará. Ocupará el rincón de la vergüenza de las enciclopedias. El dudoso podio de los traidores a la patria. Usted pasará, y creo que llegará a lamentar el día en que fue investido presidente del Gobierno. Usted, señor Sánchez, pasará, y se llevará consigo toda la indigna cohorte de aplaudidores de su Consejo de Ministros, dejando tras de sí solo un rastro de incompetencia, ruina y desunión. Usted pasará, sí, y el único favor que va a hacernos es llevarse a los señores de Galapagar, Pablo e Irene, que ya podrán dedicarse a lo que de verdad siempre han querido en esta vida: ser famosos. Usted pasará. Y España resistirá. España prevalecerá. España se recuperará. Porque España es una realidad histórica superior y mejor a la coyuntura infame de este parlamento. Cuando aparquemos sus ideologías dañinas, sus absurdas obsesiones y el auto odio que se desprende en este Gobierno. España volverá a mirar hacia fuera, y desde afuera volverán a mirar a España. El futuro de nuestros hijos nos lo exige. Y nuestra historia nos lo demanda. Usted pasará, señor Sánchez. Muy pronto. Tal vez no sea hoy, pero será mañana. Porque el futuro pertenece a esa inmensa mayoría de españoles que quieren vivir unidos, en paz y en libertad. A ellos nos debemos todos. A ellos hay que devolverles la palabra, la esperanza, la dignidad, y el voto. ¡Viva el Rey! ¡Viva España!